¿Cómo proteger la vista en la montaña? | Innova ocular
Prácticamente todos sabemos que la radiación solar puede provocar daños irreversibles en la piel, pero pocos somos plenamente conscientes del daño que provoca en nuestros ojos. No debemos olvidar que se trata de un órgano con estructuras muy sensibles a la luz, independientemente de la época del año en la que nos encontremos. De todas las radiaciones ultravioletas emitidas por el sol, la C es mayoritariamente absorbida por la capa de ozono y la mínima cantidad que llega a la superficie terrestre no resulta potencialmente nociva para los ojos. Aun así, la exposición prolongada de los ojos a las radiaciones A y B (UVA I UVB) puede resultar en la aparición de alteraciones oculares severas si, además, se dan una serie de circunstancias. La mejor manera de evitar esta amenaza para nuestros ojos es aplicando la conveniente protección ocular, principalmente mediante el uso de gafas de sol, y sí, también en invierno.
Consejos para proteger los ojos en la montaña durante los meses de invierno
Y es que las gafas de sol son mucho más que un complemento de moda, ya que protegen nuestros ojos de daños que pueden ser realmente graves. Por ese motivo, la calidad del filtro solar de la lente es un factor esencial. En este sentido, utilizar gafas de mala calidad puede ser más perjudicial que no llevar nada para proteger nuestros ojos.
Llegados a este punto, conviene recordar que a la hora de valorar la exposición solar, el riesgo de esta varía con:
- La altitud: a mayor altitud hay menos atmósfera para protegernos, y por tanto, más radiación solar.
- La latitud: cuánto más cerca estamos del ecuador, mayor es el peligro. Por otro lado, el agujero de la capa de ozono, especialmente localizado alrededor del Polo Sur, incrementa considerablemente el riesgo en las regiones de la Antártida, a pesar de la distancia con el ecuador.
- La estación: en el hemisferio norte, los meses de junio y julio son los más peligrosos. En el hemisferio sur el riesgo es mayor en los meses de diciembre y enero.
- La hora: entre las 10:00h y las 14:00h se concentra el máximo de radiación solar. Las nubes: ¡no nos protegen! Por el contrario, dejan pasar el 90 por ciento de la radiación ultravioleta. Es un error pensar que podemos prescindir de las gafas de sol sólo por el hecho de estar nublado y porque la luz nos molesta menos.
- El entorno: la radiación se incrementa un 20 por ciento en la arena, un 30 por ciento en el agua y un 90 por ciento en la nieve.
- La edad: hay que tener especial cuidado con los niños, ya que sus ojos son especialmente vulnerables al sol y hasta los 18 años no se considera que el cristalino ha finalizado su formación. Por tanto, deben utilizar una protección adecuada.
- El color de los ojos: las personas con los ojos claros tienen menos protección natural.
Y en el caso de la montaña, las radiaciones son extremas, ya que la nieve refleja el 85 por ciento de los UV y su intensidad aumenta un 10 por ciento cada 1.000 metros de altura.
Así, los peligros en este entorno abarcan desde la oftalmia de las nieves -sensación de arena en los ojos, lágrimas y pérdida de algunas décimas de calidad visual…- hasta el síndrome del “White out”, que implica lagrimeo, pérdida de sensación de relieve y miedo a la luz.
En la montaña, por tanto, insistimos en protegerse con gafas solares muy envolventes provistas de cristales de alta protección.
Y, como siempre, puedes consultar con el equipo médico de Innova Ocular cualquier duda o necesidad de información que tengas. Estamos aquí para ayudarte y asesorarte.